Hace más de ochenta años, el Vaticano inició en secreto las excavaciones para encontrar la tumba de San Pedro. Después de décadas de trabajo, se descubrió la tumba y los huesos del apóstol. El hallazgo fue considerado uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la Iglesia. Los restos fueron encontrados en una necrópolis vaticana, bajo la antigua basílica de San Pedro. Aunque la tumba estaba vacía, se encontraron restos humanos cerca, que se cree que pertenecen al apóstol. El descubrimiento fue anunciado oficialmente por el Papa Pablo VI en 1968. Este hallazgo arqueológico ha sido de gran valor e importancia para el catolicismo, confirmando la existencia de la tumba de San Pedro y su importancia como fundador de la Iglesia.
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