Las agencias de inteligencia estadounidenses descubrieron que el globo de vigilancia chino que transitó por Estados Unidos utilizó un proveedor de servicios de Internet estadounidense para enviar a China breves transmisiones periódicas de datos relacionados con la navegación y la localización. Esta conexión fue una de las formas en que EE.UU. pudo rastrear su ubicación y recopilar información sobre el globo mientras transitaba por el país. El globo almacenó esa información para más tarde, incluyendo imágenes y otros datos, que Estados Unidos ha podido estudiar después de derribarlo en febrero.
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