La existencia de 5,5 billones de toneladas de hidrógeno en depósitos subterráneos en todo el mundo plantea la pregunta de qué tipo de hidrógeno debemos priorizar en nuestros esfuerzos por combatir el cambio climático. El hidrógeno dorado, de origen geológico, se presenta como una opción más limpia y económica en comparación con su producción artificial. Sin embargo, existen diferentes tipos de hidrógeno, como el gris, marrón, azul, verde y dorado, cada uno con diferentes impactos ambientales. El hidrógeno gris y marrón, obtenidos a partir de fuentes fósiles, son los más contaminantes, mientras que el hidrógeno azul captura y almacena el CO₂ producido durante su extracción. El hidrógeno verde, producido mediante energía renovable, se considera la opción más sostenible. Por otro lado, el hidrógeno dorado, que se refiere a la explotación de reservas naturales de hidrógeno, ofrece una oportunidad para una producción potencialmente limpia y económica. La elección del tipo de hidrógeno no es solo técnica, sino también ética, ya que implica considerar el impacto a largo plazo en el planeta. Suecia ha construido un búnker para proteger su hidrógeno verde, lo que demuestra su importancia como opción para la transición a las energías renovables y la descarbonización de la economía. A medida que cada país planifica su futuro energético, es crucial considerar cuidadosamente el tipo de hidrógeno que adoptamos para asegurar una transición energética equilibrada y sostenible.
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