La fabricación de acero es un proceso altamente contaminante, generando casi un 10% de las emisiones de CO₂ a nivel mundial. Por cada tonelada de acero producido, se emiten dos toneladas de CO₂. Sin embargo, el concepto de «acero verde» surge como una solución viable. Este nuevo enfoque utiliza hidrógeno verde como fuente de energía, en lugar de combustibles fósiles, lo que podría reducir significativamente la huella de carbono de la industria.
Un estudio del Instituto Max Planck propone una innovación adicional: utilizar el lodo rojo tóxico, un residuo de la producción de aluminio, como materia prima para la fabricación de acero. Este lodo, que contiene un 60% de óxido de hierro, se puede fundir en hornos de arco eléctrico, utilizando plasma y un 10% de hidrógeno. Este proceso no solo produce hierro puro, sino que también transforma los residuos en un material similar al vidrio, útil en la construcción.
Los investigadores estiman que, si se utilizara hidrógeno verde para procesar los 4.000 millones de toneladas de lodo rojo generadas hasta la fecha, la industria del acero podría ahorrar casi 1.500 millones de toneladas de CO₂, lo que representa casi la mitad de las emisiones de 2022. Además, el uso de este método podría resultar rentable, especialmente si el lodo rojo contiene un alto porcentaje de óxido de hierro.
Sin embargo, el reto principal radica en la producción de hidrógeno verde, que actualmente es insuficiente para satisfacer las necesidades de la industria del acero. La Asociación Europea del Acero ha señalado que se requieren 5,5 millones de toneladas de hidrógeno verde para descarbonizar la producción de acero en la Unión Europea, mientras que la producción actual es de poco más de 100 millones de toneladas.
Imagen: Nature, Gobierno de Hungría, Alfred T. Palmer, Ra Boe
