Hace casi 20 años, el Gobierno chino impulsó su mercado automotriz al permitir que fabricantes europeos deslocalizaran sus fábricas en el país. Esta estrategia incluyó la creación de joint ventures con empresas locales, lo que facilitó la producción a bajo costo. Al mismo tiempo, se promovió el desarrollo de coches eléctricos, gravando los vehículos de combustión para hacerlos menos atractivos.
Con el tiempo, los fabricantes locales, como BYD, comenzaron a mejorar la calidad de sus productos, aprendiendo de las técnicas europeas. Un ejemplo notable es el acuerdo entre Mercedes y BYD, que comenzó hace 13 años. Este pacto permitió a Mercedes acceder a la tecnología de baterías chinas, mientras que BYD mejoró su imagen en el mercado.
Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente. BYD ha adquirido la participación de Mercedes en su empresa conjunta Denza, convirtiéndose en un competidor directo en el segmento premium. Aunque Denza ha vendido solo 23.000 unidades hasta ahora, su posicionamiento aspiracional y su inminente entrada en el mercado europeo representan un desafío para Mercedes.
El futuro de Mercedes en Europa parece incierto, ya que Denza competirá directamente con sus modelos. Además, la compañía alemana enfrenta una creciente dificultad en el mercado chino, donde sus ventas están en declive. La competencia local se ha fortalecido, y ahora Mercedes deberá enfrentarse a su propia creación en un entorno cada vez más competitivo.
Imagen: Denza
