El ‘espejo de bruja’, también conocido como ‘ojo de bruja’ o ‘espejo de banquero’, es un pequeño espejo circular y convexo que data del siglo XV. Este peculiar objeto, que aparece en la célebre obra ‘El matrimonio Arnolfini’ de Jan van Eyck, tenía una función muy práctica: permitir a los comerciantes vigilar discretamente a sus clientes. Su diseño curvo ofrecía un amplio rango de visión, similar a las modernas cámaras de seguridad.
El nombre ‘espejo de bruja’ proviene de la superstición. Los sirvientes de las casas burguesas temían estos espejos, creyendo que sus patrones podían espiarles en todo momento. Además de su función de vigilancia, estos espejos ayudaban a difundir la luz en las estancias, iluminando los rincones oscuros del hogar.
Con el tiempo, el diseño del espejo convexo evolucionó. En el siglo XX, surgieron los ‘espejos de sol’ en Francia, decorados con marcos dorados. Estos espejos siguen siendo populares hoy en día, apreciados tanto por su estética como por su funcionalidad.
Artistas como Jan van Eyck, Petrus Christus y Quentin Massys utilizaron estos espejos en sus obras, aprovechando su capacidad para reflejar la luz y los ángulos. Algunos consideran estos espejos como antecesores de las cámaras de vigilancia modernas, debido a su capacidad para ofrecer una visión completa de una habitación sin necesidad de moverse.
Imagen: Wikipedia 1, 2 y 3