Daihatsu, una empresa con 116 años de trayectoria, ha sido señalada por falsificar pruebas de seguridad en 64 modelos a lo largo de los últimos 30 años. Este escándalo ha llevado a Toyota a cerrar sus plantas en Japón y realizar una reestructuración total. Se estima que alrededor de 9.000 empleados no regresarán a trabajar en enero. Daihatsu, que solía liderar las encuestas de satisfacción entre los clientes, fue adquirida por Toyota para ingresar a mercados emergentes y desarrollar nuevas motorizaciones. Sin embargo, la marca pasó sin pena ni gloria en Estados Unidos y Europa, y finalmente abandonó el mercado europeo en 2013. Ahora, Daihatsu se enfrenta a una crisis de reputación debido a la falsificación de pruebas de seguridad. El escándalo también afecta a modelos fabricados para Toyota, Mazda y Subaru. Este frenazo productivo ha tenido un impacto significativo en la cadena de suministro de Daihatsu y en sus proveedores en Japón. La compañía ha reconocido la gravedad de la situación y queda por ver cómo se recuperará de este golpe.
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