El Newcastle, en su búsqueda por convertirse en un equipo de élite, ha pasado por momentos difíciles. En una ocasión, el entrenador Osvaldo Ardiles organizó un partido de entrenamiento en el que el equipo jugaría contra un rival imaginario. Sin embargo, el portero del Newcastle, Tommy Wright, no estaba preparado y recibió un gol sin siquiera haberse colocado los guantes. El partido terminó en un desastre y Ardiles decidió enviar a todos los jugadores a las duchas. Aunque el Newcastle ha mejorado desde entonces, este incidente sirve como recordatorio de que las cosas siempre pueden empeorar.
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