Los últimos estudios sobre el derretimiento de la Antártida revelan resultados alarmantes. Datos de radar satelital de alta resolución muestran la penetración de agua de mar cálida y a alta presión bajo el glaciar Thwaites, acelerando su deshielo. Este fenómeno podría causar una subida del nivel del mar mucho mayor de lo previsto. Si el glaciar Thwaites se derritiera por completo, el nivel del mar subiría 60 centímetros en todo el planeta.
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences por la Universidad de California Irvine explica que el contacto entre el agua del océano y el glaciar provoca un «derretimiento vigoroso». Este proceso se replica en toda la Antártida y Groenlandia, obligando a reevaluar las previsiones globales del aumento del nivel del mar.
El glaciar Thwaites, con 120 kilómetros de ancho en su punto de contacto con el mar, se extiende desde la Antártida Occidental hasta una cuenca marina. El calentamiento del aire y del agua que rodea el Thwaites está acelerando su derretimiento. Sin embargo, el agua en el fondo del océano está calentando el hielo con más rapidez, lo que podría acelerar enormemente el ritmo de deshielo.
Los glaciólogos utilizaron datos del satélite comercial finlandés ICEYE, que proporciona observaciones diarias detalladas. Estos datos muestran que el agua penetra bajo el glaciar y lo levanta del lecho marino, repitiéndose con las mareas. Este ciclo provoca un breve calentamiento acelerado que se acumula con el tiempo.
El agua de mar que llega a la base de la capa de hielo, combinada con el agua dulce generada por el flujo geotérmico y la fricción, se acumula y crea suficiente presión para elevar la capa de hielo. Este proceso contribuye al «derretimiento vigoroso» del hielo basal.
Christine Dow, coautora del estudio, advierte que Thwaites es el lugar más inestable de la Antártida y representa un aumento potencial del nivel del mar de 60 centímetros. Subestimar la velocidad de cambio del glaciar podría ser devastador para las comunidades costeras de todo el mundo.
Imagen: NASA