Cuando Amazon escogió ‘Alexa’ como nombre para su asistente de voz se inspiró en la Biblioteca de Alejandría, y seguramente pensó en lo cercano que resultaría un nombre humano, en femenino, lo suficientemente moderno pero no demasiado exótico. Sin embargo, desde el lanzamiento del primer Echo en 2014, el nombre ‘Alexa’ ha experimentado un declive en popularidad. Según datos de la Administración de la Seguridad Social de Estados Unidos, el número de niñas llamadas ‘Alexa’ ha disminuido drásticamente, pasando de más de 6.000 en 2015 a solo 574 en 2022, un 90% menos en solo siete años. Este declive se debe a las consecuencias no deseadas de tener un nombre compartido con el asistente de voz de Amazon. Las mujeres llamadas ‘Alexa’ han experimentado bromas, chistes y falsos positivos cuando alguien les habla en presencia de un Echo. Incluso se han dado situaciones incómodas en videollamadas grupales. A pesar de las campañas y peticiones para que Amazon reconsidere el uso de este nombre, hasta ahora no ha habido éxito. El impacto de los grandes lanzamientos tecnológicos en la vida cotidiana es un tema a tener en cuenta.
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