El cráter de Batagaika, en Siberia, crece a una velocidad de 10 metros por año debido al derretimiento del permafrost. Este fenómeno ha sido estudiado por la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú y el Instituto Melnikov de Permafrost, en colaboración con el Instituto Alfred Wegener. La grieta, de casi un kilómetro de ancho y 85 metros de profundidad, ha aumentado significativamente en la última década.
Los locales llaman a este cráter ‘la puerta del inframundo’ debido a los ruidos de los desprendimientos de tierra. A pesar de su preocupante expansión, los científicos ven en él una oportunidad única para estudiar la historia climática de la Tierra, ya que contiene permafrost de hasta 650.000 años de antigüedad.
El origen del cráter se remonta a la década de 1960, cuando la tala masiva dejó el suelo expuesto, aumentando su temperatura y provocando el derretimiento del permafrost. Desde entonces, se han encontrado restos prehistóricos como huesos de mamuts y un potro de 42.000 años.
El deshielo del permafrost es una amenaza para la atmósfera, ya que podría liberar 1,5 billones de toneladas de carbono y microbios atrapados durante más de 30.000 años. Estudiar esta región es crucial para entender los efectos del cambio climático, dado que el cráter ha liberado 169.500 toneladas de gases de efecto invernadero desde 1970.
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