El consumo frecuente de bebidas azucaradas tiene serios efectos en el cuerpo, como un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Estas bebidas disparan los picos de glucosa en sangre y aportan calorías vacías sin sensación de saciedad. Según un estudio de la escuela de Medicina de Harvard, el ejercicio no contrarresta el peligro cardiovascular que conlleva el consumo de refrescos. Incluso realizando los 150 minutos recomendados de actividad física semanal, el riesgo de enfermedad cardiovascular asociada con las bebidas azucaradas no se elimina por completo. Reemplazar las bebidas azucaradas por bebidas dietéticas es una opción mejor, pero la mejor opción sigue siendo el agua.
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