Un estudio reciente advierte de que un 27% de las mujeres en España ya han consumido ansiolíticos e hipnosedantes a los 17 años. Muchas mujeres acuden a la sanidad pública en busca de atención psicológica y se encuentran únicamente con recetas a fármacos. El nivel educativo de los progenitores influye en el consumo de estos fármacos. Las mujeres entre 14 y 18 años presentan un consumo superior de ansiolíticos e hipnosedantes que los jóvenes de la misma edad. La relación entre madre e hija también influye en el consumo de estos fármacos. Las causas de este mayor consumo en mujeres pueden ser el malestar psíquico proveniente de la discriminación material y violencias cotidianas que sufren, así como la construcción de la feminidad en torno a la complacencia y el perfeccionismo. El alto consumo de psicofármacos también refleja la medicalización de la vida cotidiana. El sistema público de salud en España no cuenta con suficientes recursos en el ámbito de la salud mental, lo que lleva a una mayor prescripción de fármacos. El aumento de la prescripción de fármacos está relacionado con una sociedad que exige velocidad y perfección. El Congreso de los Diputados ha instado al Gobierno a aprobar un Pacto de Estado por la Salud Mental que garantice el derecho a una salud mental universal, pública y de calidad.
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