El mantenimiento del coche es esencial para disfrutar de un coche durante el máximo número posible de años. Pero, también, es un gasto recurrente que hay que hacer en nuestros automóviles. Una inversión para garantizar que no tendremos que gastarnos más dinero en averías de envergadura o, en el peor de los casos, tener que cambiar de vehículo. Esa es, precisamente, una de las grandes ventajas que se han señalado en el coche eléctrico. Al carecer de elementos mecánicos en el motor como un automóvil de combustión, la posibilidad de sufrir una avería es menor y el gasto en mantenimiento ridículo. Tanto es así que hay quien se ha llegado a preguntar si los coches eléctricos utilizan aceite, pues, evidentemente, no tenemos que hacer un cambio del mismo cada un número concreto de kilómetros (como sí sucede en los coches de gasolina o diésel) para que la mecánica no se encuentre con impurezas que pueda dañar los componentes. Pero que el mantenimiento sea mínimo y el riesgo de avería menor, esto no significa que no existan. De hecho, hay algo muy simple que ha sacado (temporalmente) algunos coches eléctricos de la carretera. La pasta térmica, ¿qué es y qué ha sucedido? Igual que sabemos que el coche de combustión necesita que su aceite trabaje a unos 90º grados para alargar la vida útil de sus componentes, también tenemos claro que uno de los mayores problemas del coche eléctrico están relacionados con las temperaturas extremas.