El cohete más alto del mundo, la Starship de SpaceX, está listo para su cuarto vuelo. La principal incógnita es si podrá sobrevivir a la reentrada atmosférica, un desafío que tiene a Elon Musk particularmente nervioso. En el vuelo anterior, la Starship alcanzó su velocidad objetivo y recorrió medio mundo en una trayectoria suborbital. Sin embargo, una obstrucción en las válvulas de control de balanceo hizo que la nave girara sin control, desintegrándose a 65 kilómetros de altitud.
Para este cuarto vuelo, la Ship 29 está equipada con propulsores de control de balanceo adicionales. Aun así, Musk no tiene claro que pueda completar la reentrada atmosférica. El escudo térmico de la Starship, compuesto de losetas octogonales de cerámica, es reutilizable y está diseñado para soportar múltiples vuelos en pocas horas. Sin embargo, algunas losetas se desprenden durante el despegue, la separación de etapas y la reentrada, lo que pone en riesgo la integridad de la nave.
El objetivo del vuelo 4 no es superar la reentrada y caer de una pieza en el océano, sino resistir más tiempo al calor de la fricción con el aire. Si la Starship supera la fase de mayor calentamiento, el vuelo será considerado un éxito para SpaceX. Con 5.000 toneladas, la Starship es el objeto volador más grande jamás creado, y su capacidad para aterrizar y volver a volar depende de la resistencia de sus losetas.
Imagen: SpaceX