Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), las personas de entornos socioeconómicos más bajos tienen tres veces más probabilidades de desarrollar demencia de aparición temprana y un 10% más de riesgo de muerte o discapacidad por ictus. Además, la epilepsia es 2,3 veces más frecuente en personas desfavorecidas. Los determinantes sociales de la salud impactan en la prevención, diagnóstico y manejo de las enfermedades neurológicas. Factores como el nivel de educación, el acceso a cuidados de salud preventivos y el apoyo social influyen en la incidencia y manejo del Alzheimer y otras demencias. Asimismo, la dieta, el acceso a la atención médica preventiva, el tabaquismo y el consumo de alcohol también afectan el riesgo de padecer un ictus o neuropatía periférica. Estudios han demostrado que los estilos de vida perjudiciales y el control de los factores de riesgo vascular son peores en personas con bajos niveles de educación e ingresos. En el caso de la enfermedad de Parkinson, la exposición a pesticidas y otros productos químicos, así como el bajo nivel educativo y de ingresos, se han asociado con un mayor riesgo y gravedad de la enfermedad. La prevalencia de la esclerosis múltiple también puede verse afectada por factores socioeconómicos y geográficos. El estatus socioeconómico es un factor importante para aumentar el riesgo de enfermedades neurológicas y limitar el acceso a tratamientos y apoyos para la discapacidad.
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