La guerra ha sido un motor de desarrollo tecnológico, y las armas láser son un claro ejemplo de ello. Desde 2014, la Marina de los Estados Unidos ha utilizado armas láser experimentales para atacar drones y helicópteros. En 2023, se planeó dotar a los soldados estadounidenses con armamento láser. Este tipo de armamento se ha vuelto común y es una contramedida efectiva contra drones kamikaze, como los que se ven en la guerra de Ucrania.
El DragonFire, un arma láser británica, puede acertar a una moneda a un kilómetro de distancia y cuesta solo 11 euros por disparo. China, Estados Unidos y Rusia también han desarrollado armas láser avanzadas. Por ejemplo, Rusia tiene un cañón láser capaz de derretir un dron en cinco segundos.
Los drones kamikaze, utilizados en el conflicto ucraniano, son un problema para los tanques rusos. Estos drones comerciales, cargados con explosivos, atacan objetivos específicos. Rusia ha intentado contrarrestarlos con deslumbradores láser, como el GLARE LA-9/P, que ciega e inutiliza los sistemas ópticos de los drones.
Una ventaja de los láseres es su munición infinita, ya que funcionan con baterías. Neutralizar los sistemas ópticos de los drones puede causar su caída o mal funcionamiento. Además, sistemas como el Shtora-1, desarrollado por la Unión Soviética, y el Laser Dazzler de BAE Systems, ofrecen protección contra misiles y drones.
En resumen, las armas láser están revolucionando la guerra moderna, ofreciendo soluciones efectivas contra drones kamikaze y otros vehículos no tripulados. Su desarrollo y uso continuarán siendo un tema crucial en los conflictos futuros.