El cortisol, conocido como la hormona del estrés, puede tener efectos negativos en nuestra salud física y emocional si se encuentra en niveles elevados. Esta hormona, producida por las glándulas suprarrenales, es crucial para la respuesta del cuerpo al estrés, regulando el metabolismo y controlando los niveles de azúcar en sangre.
Sin embargo, cuando el cortisol se mantiene en niveles altos de manera crónica, puede provocar problemas de salud. La doctora Tara Swart, neurocientífica y psiquiatra, ha identificado 13 signos que indican que el cortisol puede estar disparado.
Uno de los efectos más comunes es el aumento de peso, especialmente en áreas como el abdomen y la cara. El exceso de cortisol favorece la acumulación de grasa visceral, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.
Otro signo es la dificultad para dormir. Los altos niveles de cortisol alteran los ritmos circadianos, dificultando el sueño reparador. Esto puede llevar a una sensación de cansancio durante el día.
Además, el cortisol elevado puede causar hipertensión, ya que aumenta la retención de sodio y agua en los riñones, elevando la presión arterial. También puede provocar niveles altos de azúcar en sangre, contribuyendo al riesgo de diabetes tipo 2.
La salud de la piel también se ve afectada, ya que el cortisol puede causar acné al estimular las glándulas sebáceas. Esto es especialmente problemático en adultos, donde el acné puede aparecer en la mandíbula y mejillas.
El estado de ánimo también se ve afectado, con un aumento de la irritabilidad y cambios de humor. Esto se debe a la interferencia del cortisol con neurotransmisores como la serotonina.
Finalmente, niveles elevados de cortisol pueden contribuir a trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión, así como a una disminución del deseo sexual, afectando las relaciones personales.
Imagen: infobae