La reciente firma de una Declaración Conjunta de Intenciones entre Deirdre Mulligan, subdirectora principal de la Oficina de Ciencia y Tecnología de EEUU, y Fabiola Gianotti, directora general del CERN, marca un hito en la colaboración científica internacional. Este acuerdo, firmado en abril en Washington D. C., formaliza el compromiso de los científicos estadounidenses con Europa para la construcción y uso del Futuro Colisionador Circular (FCC).
El FCC es una máquina de vanguardia que promete llevar la física de partículas a nuevas fronteras. Con una circunferencia de 91 km, mucho mayor que los 27 km del actual LHC, su construcción está prevista para comenzar en 2038. Este acelerador de partículas tiene como objetivo alcanzar una energía de 100 TeV, superando con creces los 16 TeV del LHC actual.
El LHC de alta luminosidad (HL-LHC), que se espera esté operativo para finales de esta década, será una herramienta crucial en la búsqueda de nueva física. Sin embargo, el FCC pretende ir más allá, permitiendo a los científicos explorar preguntas fundamentales sobre la materia oscura, la masa de los neutrinos y la ausencia de antimateria en el universo.
El coste estimado del FCC es de 20.000 millones de euros, una inversión significativa pero justificada por el potencial de avances científicos que podría proporcionar. Comparado con otras inversiones tecnológicas, como la fábrica de chips de Intel en Magdeburgo, que costará 30.000 millones de euros, el FCC representa una inversión razonable en el futuro de la ciencia básica.
Imagen: Departamento de Estado de EEUU