Nueva Zelanda no es lugar para largas y lacrimógenas despedidas, especialmente en el aeropuerto internacional de Dunedin, en la región de Otago. Aunque su tráfico anual es de apenas un millón de pasajeros, las autoridades han lanzado un plan para mejorar la fluidez en la terminal de salidas. Una de las medidas más controvertidas es la regulación del tiempo máximo para los abrazos, fijado en tres minutos.
El aeropuerto de Dunedin, aunque no suele ser protagonista de grandes titulares, ha captado la atención de medios como The Guardian y CNN por su nuevo plan aeroportuario. Este plan busca evitar embotellamientos y agilizar el flujo de pasajeros. La idea de limitar los abrazos ha generado un intenso debate en redes sociales, dividiendo opiniones entre quienes apoyan y critican la medida.
La directora de la terminal, Daniel De Bono, explicó que el objetivo es facilitar el tránsito de viajeros. Aunque no habrá vigilancia para cronometrar los abrazos, se pide a los usuarios que se trasladen al aparcamiento si sus despedidas se prolongan demasiado. El mensaje es claro: «El tiempo máximo de abrazo es de tres minutos. Para despedidas más cariñosas, utilice el aparcamiento».
Además de la regulación de abrazos, el aeropuerto ha implementado cambios organizativos, como la reubicación de la zona de descenso de pasajeros para mejorar la seguridad y el flujo de tráfico. Los pasajeros ahora pueden dejar su coche en el aparcamiento durante 15 minutos sin coste, lo que permite despedidas más largas si es necesario.
En resumen, el aeropuerto de Dunedin ha tomado medidas innovadoras para gestionar las emociones y el tráfico de pasajeros, convirtiéndose en un tema de conversación a nivel internacional.