Los drones como arma militar han demostrado su eficacia en la actual guerra de Ucrania, donde tanto Moscú como Kiev los utilizan para debilitar al enemigo. Recientemente, un ataque con drones del Ejército ruso en Izmail dejó al menos tres muertos y once heridos. Este conflicto ha puesto de manifiesto que la guerra del futuro será no tripulada, y la OTAN se está preparando para ello.
En septiembre, la OTAN realizó maniobras anti drones en Países Bajos, donde participó Ucrania, probando más de 60 sistemas para frenar estos ataques. La inestabilidad geopolítica ha incrementado el uso de estos sistemas, según el capitán de corbeta David Castillo, quien participó en ejercicios en Portugal. La Alianza busca fortalecer la conciencia sobre nuevas tecnologías emergentes y aumentar las maniobras conjuntas para garantizar la interoperabilidad.
Las maniobras en Portugal se centraron en el uso de vehículos autónomos en operaciones multidominio, guerra antisubmarina y protección de infraestructuras submarinas. La Armada española ya cuenta con algunos sistemas no tripulados, aunque los más importantes están en fase de pruebas. La iniciativa Maritime Unmanned Systems (MUS) busca armonizar el uso de drones por parte de las marinas aliadas.
El buque Tornado, que ha participado en operaciones internacionales, ha puesto a prueba estos sistemas en ejercicios recientes. La capacidad de los UxV (vehículos no tripulados) es preservar la seguridad de las personas, evitando riesgos en situaciones peligrosas. La integración de drones en el sistema de mando y control del patrullero español ha sido un gran avance, permitiendo recibir imágenes en tiempo real.
La Armada ha creado un nuevo órgano de experimentación de drones, el Ceventa, que se encargará de integrar futuros sistemas autónomos en las Fuerzas Armadas. Este desarrollo es crucial para mantener la competitividad en un entorno militar en constante evolución.
Imagen: ABC
