El Tribunal Superior de Justicia de La Rioja ha desestimado la solicitud de incapacidad permanente de una ayudante de cocina que sufrió un grave accidente doméstico en 2018. La mujer, que se quemó la mano derecha con aceite hirviendo, resultando en la amputación de dos dedos, había solicitado el reconocimiento de su incapacidad debido a un trastorno depresivo agravado.
A pesar de las lesiones y el diagnóstico de síndrome depresivo, la Dirección Provincial del INSS de La Rioja denegó su solicitud, argumentando que sus lesiones no disminuían significativamente su capacidad laboral. Esta decisión fue confirmada por el Juzgado de lo Social nº 1 de Logroño, que también desestimó su demanda.
La afectada, nacida en 1961, había trabajado como ayudante de cocina y enfrentado diversas dolencias a lo largo de su carrera. En marzo de 2022, un informe médico diagnosticó su estado de salud, pero el Equipo de Valoración de Incapacidades concluyó que no había reducciones funcionales que justificaran la incapacidad permanente.
Insatisfecha, la mujer interpuso un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia, que también desestimó su petición, reafirmando que las pruebas no demostraban un error en la valoración inicial. La incapacidad permanente, según la Ley General de la Seguridad Social, se otorga a trabajadores cuya capacidad laboral se ve reducida por limitaciones anatómicas o funcionales.
Existen diferentes grados de incapacidad permanente, desde la parcial hasta la gran invalidez, cada una con sus respectivos beneficios. En este caso, la mujer no alcanzó el umbral necesario para ser considerada incapacitada de forma permanente, lo que ha llevado a la desestimación de su solicitud.
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