En 1881, Gaston Maspero reveló el hallazgo de casi medio centenar de momias de faraones como Seti I, Ramsés II y Tutmosis III en la tumba tebana 320 (TT320). Este descubrimiento, realizado en la necrópolis tebana, fue inicialmente considerado un escondite. Sin embargo, investigaciones recientes de una misión egipcio-española sugieren que esta tumba no era secreta ni oculta.
José Ramón Pérez-Accino, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, y Hisham El-Leithy, director del Centro de Estudios y Documentación del Antiguo Egipto, creen que TT320 fue una tumba real reutilizada. La tumba, excavada en la roca, podría haber sido destinada a Ahmose Nefertari, madre de la dinastía XVIII. Esta hipótesis se refuerza con hallazgos de cerámica de la misma época.
El egiptólogo David Aston también concluyó en 2013 que la tumba pertenecía a Ahmose Nefertari, basándose en la disposición de las momias y los hallazgos internos. Sin embargo, esta teoría ha sido objeto de debate. Investigadores como Erhart Graefe y Dylan Bickerstaffe atribuyen la construcción de TT320 a la dinastía XXI.
El proyecto C2 ha descubierto estructuras cuadrangulares, rampas y escalones en la entrada de la tumba, lo que sugiere una fachada monumental. Además, han encontrado restos de una efigie monumental de la diosa Hathor y un lugar de culto, lo que indica que el valle era sagrado para los antiguos egipcios.
La misión también investiga la tumba de la reina Inhapi, donde las momias de Seti I, Ramsés II y Tutmosis III hicieron escala antes de llegar a TT320. Fotografías inéditas del Metropolitan Museum muestran depósitos de cerámica que podrían datar de la dinastía XVIII, lo que reforzaría la antigüedad de la tumba.
El equipo del C2 Project planea estudiar una chimenea sobre la tumba en su próxima campaña, con la esperanza de encontrar más claves sobre este enigmático lugar. La investigación continúa, desafiando la idea de que TT320 era simplemente un escondite.
Imagen: Proyecto C2