Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Yale y de la Universidad de Nova de Lisboa ha revelado la existencia de una red eléctrica subterránea impulsada por bacterias. La protagonista de esta red es la Geobacter sulfurreducens, una protobacteria capaz de sobrevivir en condiciones extremas con poco o ningún oxígeno.
La Geobacter sulfurreducens utiliza unos filamentos externos llamados nanocables para liberar electrones en su entorno, creando una red eléctrica subterránea que se conecta con otros microorganismos cercanos. Estos nanocables son impulsados por proteínas llamadas citocromos, que actúan como enchufes para alimentar la red eléctrica natural en las profundidades de la Tierra.
Los investigadores destacan que comprender las propiedades bioeléctricas de estas bacterias puede tener importantes aplicaciones en el desarrollo de biomateriales, tecnología y en la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, los microbios absorben el 80% del metano del océano, un gas de efecto invernadero, pero los microbios de la superficie terrestre son responsables del 50% de las emisiones de metano a la atmósfera. Por lo tanto, entender mejor los procesos metabólicos de estos microorganismos podría ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En resumen, este estudio revela la existencia de una red eléctrica subterránea impulsada por bacterias, liderada por la Geobacter sulfurreducens. Estas bacterias utilizan nanocables impulsados por proteínas para liberar electrones y crear una red biológica conectada. Comprender mejor estas bacterias puede tener importantes implicaciones en el desarrollo de biomateriales, tecnología y en la lucha contra el cambio climático.