Hace millones de años, México fue hogar de una rica diversidad de dinosaurios, incluyendo un nuevo pariente del Tyrannosaurus rex. Un estudio reciente ha confirmado la existencia de Labocania aguillonae, una nueva especie de tiranosaurio, descubierta en el desierto de Chihuahua. Este hallazgo, publicado en la revista MDPI Fossil Studies, resalta la importancia de la paleontología en México.
Los restos de este dinosaurio fueron encontrados en 2002, pero permanecieron en un cajón del Museo del Desierto durante más de dos décadas. Inicialmente, los arqueólogos consideraron que los huesos estaban en tan mal estado que no valían la pena. Sin embargo, un análisis posterior reveló que pertenecían a un pariente cercano del temible Tyrannosaurus rex.
Labocania aguillonae se distingue por su morfología: tenía patas largas, un hocico pesado y ojos grandes, lo que le permitía cazar en condiciones de poca luz. Este depredador carnívoro podía alcanzar hasta 10 metros de longitud, convirtiéndose en una fuerza dominante en su ecosistema.
El descubrimiento de esta especie es crucial, ya que evidencia la existencia de una población sureña de tiranosaurios que se diferenciaban de los del norte de América. Durante los últimos años, se han encontrado varias especies de tiranosaurios en el oeste de América del Norte, lo que sugiere una rica diversidad en la región.
El director del Museo del Desierto, Héctor Rivera Sylva, destacó las características únicas de los restos hallados, que presentan diferencias craneales con otros tiranosaurios de América del Norte. Este descubrimiento subraya el potencial de México para futuros hallazgos paleontológicos, ya que el país cuenta con vastos desiertos llenos de fósiles aún por descubrir.
Imagen: Rivera-Sylva and Longrich, Fossil Studies 2024, Museo del Desierto
