Daihatsu, el fabricante de automóviles japonés propiedad de Toyota, detuvo la producción nacional después de admitir que falsificó los resultados de las pruebas de seguridad de sus vehículos durante más de 30 años. La marca, mejor conocida por fabricar automóviles de pasajeros pequeños, detuvo la producción en sus cuatro fábricas japonesas a partir del martes, incluida una en su sede en Osaka, dijo un portavoz a CNN. El cierre durará al menos hasta finales de enero y afectará a unos 9.000 empleados que trabajan en la producción nacional, según el representante. El escándalo es otro golpe para el fabricante de automóviles, que admitió en abril haber violado las normas en las pruebas de choque en más de 88.000 automóviles, en su mayoría vendidos bajo la marca Toyota en países como Malasia y Tailandia. En mayo, el fabricante de automóviles dijo que había descubierto más irregularidades y reveló que había presentado datos incorrectos para las pruebas de colisión de dos vehículos eléctricos híbridos. La última investigación amenaza aún más la reputación de la empresa. Según un informe publicado este miércoles por el comité de investigación, se encontraron 174 casos más en los que Daihatsu manipuló datos, hizo declaraciones falsas o modificó indebidamente los vehículos para pasar las pruebas de certificación de seguridad. En respuesta, el gigante japonés prometió reorganizar su filial y dijo en un comunicado la semana pasada que “se necesita una reforma fundamental para revitalizar Daihatsu”.