La crisis demográfica en China ha llevado a un fenómeno alarmante: el cierre masivo de escuelas y su transformación en hogares de ancianos. En los últimos años, la disminución de la natalidad ha impactado gravemente el sector educativo, con más de 20.000 guarderías cerradas entre 2021 y 2023. Este cambio ha sido impulsado por la falta de inscripciones, que ha llevado a muchos propietarios a buscar nuevas oportunidades en el cuidado de personas mayores.
La situación es crítica. En 2023, se registró una reducción de 5 millones de niños en educación preescolar, lo que ha resultado en la pérdida de más de 170.000 empleos en el sector. Las familias enfrentan presiones financieras, lo que dificulta aún más la posibilidad de tener más hijos. Este contexto ha llevado a empresarios como Yu Bo a reconvertir sus guarderías en centros de actividades para ancianos, aprovechando el creciente mercado de personas mayores en un país con 300 millones de jubilados.
El cambio de modelo de negocio refleja una tendencia más amplia en la sociedad china, donde el envejecimiento de la población se convierte en un desafío. Aunque el gobierno planea implementar un sistema nacional de atención a personas mayores para 2025, la falta de experiencia y estructura en el sector plantea dudas sobre su efectividad. La escasez de hogares de ancianos y las disparidades regionales complican aún más la situación.
En resumen, la crisis demográfica en China no solo afecta al sector educativo, sino que también plantea serios desafíos económicos. La disminución de nacimientos y el envejecimiento de la población podrían llevar a una crisis similar a la que ya enfrenta Japón. La transformación de escuelas en hogares de ancianos es un síntoma de esta realidad, que requiere atención urgente y políticas adecuadas para equilibrar el cuidado infantil y el de ancianos.
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