En el conflicto entre Ucrania y Rusia, Crimea se ha convertido en un escenario crucial. A principios de año, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski subrayó la importancia de la batalla por Crimea y el mar Negro en su estrategia. El éxito ucraniano en esta región representaría un golpe significativo para el presidente ruso Vladímir Putin. Según Olga Khvostunova, del Instituto de Investigación de Política Exterior, la derrota de Rusia en Crimea sería una humillación.
Desde la anexión de Crimea por Rusia en 2014, Ucrania ha considerado la península como territorio ocupado. En las últimas semanas, Ucrania ha lanzado ataques exitosos en la región, derribando baterías de defensa antiaérea rusas y atacando el aeródromo de Balbek. Estos ataques han sido posibles gracias a la preparación minuciosa y el apoyo de inteligencia satelital y aérea proporcionada por la OTAN.
Además, Ucrania ha atacado a la flota rusa en el mar Negro utilizando drones marítimos, lo que ha permitido reanudar los envíos de grano y ha obligado a la flota rusa a alejar algunas operaciones de Sebastopol. La destrucción del puente de Kerch, que une Rusia con Crimea, sería una victoria estratégica y simbólica para Ucrania. Aunque Ucrania ya ha atacado el puente dos veces, no ha logrado destruirlo por completo.
Crimea tiene un valor especial para Rusia desde su anexión por Catalina la Grande en 1783. La península es un símbolo militar y cultural importante. En 2022, una serie de explosiones en la base aérea de Saki llevó la guerra a los turistas rusos en la región. Ucrania está preparando el terreno para futuros ataques aéreos con cazas F-16, lo que podría cambiar el curso del conflicto.
La pérdida de Crimea sería un golpe devastador para Putin tanto política como militarmente. Ucrania podría utilizar la amenaza sobre Crimea como moneda de cambio en futuras negociaciones. Recuperar el control del mar Negro y la península podría poner fin a la guerra.
Imagen: Business Insider