El sistema Coolsheet, desarrollado por una startup australiana, busca mejorar la eficiencia de los paneles solares aprovechando el calor residual. Consiste en una placa trasera por la que circula un líquido refrigerante a baja presión, que enfría la placa y calienta el líquido. Este calor residual se puede utilizar para calentar agua en aplicaciones como fábricas de alimentos, lavanderías industriales y piscinas de hoteles. Además, se estima que por cada 10 grados que se reduzcan en la temperatura de las placas, se mejora la eficiencia de generación eléctrica en un 4%. Coolsheet está trabajando en la compatibilidad con diferentes tipos de paneles solares y su distribución está prevista para este año.