Respirar aire contaminado y vivir en ambientes demasiado ruidosos aumenta el riesgo de sufrir enfermedades mentales en niños y adolescentes. Un estudio internacional publicado en ‘JAMA Network Open’ revela que la exposición a contaminantes ambientales durante las primeras etapas de la vida incrementa las probabilidades de desarrollar trastornos psicóticos, depresión y ansiedad.
El análisis, liderado por la investigadora Joanne B. Newbury de la Universidad de Bristol, se basa en datos de más de 9.000 niños de entre 12 y 24 años en Reino Unido. Los investigadores recopilaron información sobre la exposición a la contaminación del aire y del ruido ambiental desde la infancia hasta la edad adulta, y evaluaron su estado de salud mental.
El estudio encontró una asociación entre la exposición a estas fuentes de contaminación y el riesgo de desarrollar enfermedades mentales. Respirar aire contaminado se relacionó con un mayor riesgo de trastornos psicóticos y depresión, mientras que la exposición a altos niveles de ruido se asoció con un mayor riesgo de ansiedad.
Los expertos sugieren que intervenciones como la creación de zonas verdes podrían ser clave para mejorar la salud mental de la población. La contaminación tiene un efecto potenciador de problemas de salud mental durante la adolescencia y juventud, y cada vez son más los estudios que muestran cómo la polución perjudica el desarrollo cognitivo de los infantes.
Un estudio del ISGlobal en 38 escuelas de Barcelona también mostró que la exposición prolongada a la polución atmosférica y acústica perjudica el desarrollo cognitivo de los menores. Los niños más expuestos al tráfico desarrollan una memoria de trabajo y capacidad de atención más lenta que sus compañeros de escuelas más apartadas del ruido y el humo de los coches.
Los expertos insisten en la necesidad de aplicar medidas para frenar la contaminación, sobre todo en las grandes ciudades. Sugerencias incluyen la creación de más zonas verdes, la implementación de medidas para reducir el ruido ambiental en áreas residenciales y escolares, y la promoción de políticas que regulen las emisiones en entornos urbanos.
Imagen: RICARD CUGAT