Los recientes mensajes de texto y conversaciones de radio han puesto de manifiesto la confusión en las comunicaciones de las fuerzas del orden durante el mitin de Donald Trump el 13 de julio. Los documentos, publicados por el senador Chuck Grassley, indican que los agentes conocían la presencia del atacante, Thomas Matthew Crooks, más de 90 minutos antes de que disparara.
A las 17:14, un agente tomó fotos de Crooks, quien estaba merodeando por el edificio. En un mensaje, se alertó sobre su comportamiento sospechoso, sugiriendo que se avisara a los francotiradores del Servicio Secreto. Sin embargo, a pesar de las advertencias, Crooks logró escabullirse y abrir fuego.
Los mensajes revelan que, a las 17:51, un francotirador del condado de Beaver envió fotos de Crooks a un chat grupal, recomendando que se mantuvieran alertas. A pesar de estas comunicaciones, las fuerzas del orden perdieron de vista al atacante justo antes del tiroteo.
Grassley también presentó un informe sobre el plan de seguridad del evento, que incluía protocolos para un ataque activo. Sin embargo, la falta de una comunicación clara entre las fuerzas locales y el Servicio Secreto parece haber contribuido a la confusión y a la incapacidad de prevenir el ataque.
El FBI ha confirmado que Crooks pilotó un dron en la zona del mitin, lo que complicó aún más la situación. A pesar de los planes de contingencia, la respuesta de las fuerzas de seguridad fue insuficiente para neutralizar la amenaza a tiempo.
Este incidente ha suscitado serias preguntas sobre la efectividad de los protocolos de seguridad y la coordinación entre las diferentes agencias de seguridad durante eventos de alto riesgo.
Imagen: CNN
