Miguel Ángel Sánchez, cliente de ING, fue víctima de una estafa telefónica que le hizo perder todos sus ahorros. Los estafadores utilizaron técnicas como el vishing y el spoofing telefónico para engañarlo. A pesar de haber contactado con ING, el banco se desentendió de la responsabilidad argumentando que el cliente fue estafado. La estafa consistió en una llamada en la que se le alertó sobre un acceso no autorizado a sus cuentas y se le pidió que realizara transferencias a una cuenta segura. El engaño se basó en falsificar el número de teléfono del banco para que pareciera legítimo. La Policía Nacional ha alertado sobre este tipo de estafas y recomienda no proporcionar datos personales o bancarios por teléfono. Además, se aconseja colgar y llamar al número oficial del banco en caso de sospecha. Los bancos tienen responsabilidad en estas estafas y la jurisprudencia en España establece que deben devolver el dinero tomado ilícitamente por terceros, a menos que exista una negligencia grave por parte del cliente. Es importante confiar en bancos con sucursales físicas y no caer en la trampa de culpar al cliente por caer en la estafa. La tendencia de los casos conocidos es responsabilizar al banco por no aplicar medidas de seguridad suficientes.
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