Tener un jefe tóxico puede ser una de las peores experiencias en el ámbito laboral. Estos jefes controlan cada detalle, son manipuladores y no reconocen los logros de sus empleados. Según una encuesta de Owl Labs, contar con un buen jefe y un salario adecuado son las prioridades máximas al buscar empleo, incluso por encima de otros beneficios.
Antes de unirte a una nueva empresa, es crucial asegurarte de que no te encontrarás con un jefe tóxico. Sin embargo, identificarlo no es sencillo, ya que no suelen mostrarse así en la primera toma de contacto. Una estrategia efectiva es plantear preguntas durante la entrevista.
Una pregunta clave es: “¿Cómo describiría su equipo y su estilo de liderazgo?” Presta atención a su respuesta, a los silencios y al tono de voz. Si se muestra incómodo o molesto, es una señal de alerta. Si su respuesta se limita a dar órdenes o a afirmar que su equipo sigue su ejemplo, es probable que no fomente la innovación ni la libertad de ideas.
Es importante observar si el entrevistador asume errores, busca soluciones conjuntas y ofrece su ayuda. La empatía, flexibilidad y adaptabilidad son características que deben estar presentes en un buen líder. Además, la comunicación es fundamental en cualquier entorno laboral. Un buen jefe debe ser accesible y estar dispuesto a ayudar.
Las nuevas generaciones buscan líderes que tengan una visión clara, que sepan tomar decisiones y que guíen al equipo hacia los objetivos de manera efectiva. También valoran que se entiendan sus necesidades personales y profesionales, que se escuche activamente y que se ofrezca apoyo cuando sea necesario.
En resumen, ya no basta con ser un jefe; es esencial ser un líder que muestre confianza, ofrezca oportunidades y reconozca el trabajo bien hecho. Además, es crucial entender la importancia del equilibrio entre la vida personal y laboral, permitiendo cierta flexibilidad, especialmente para la generación Z, que valora estos aspectos más que ninguna otra.
Imagen: Business Insider