El aburrimiento en el trabajo es algo común y reprimir esa sensación puede ser contraproducente. Un estudio de la Universidad de Notre Dame revela que centrarse en suprimir el aburrimiento no es una estrategia efectiva, ya que aumenta las probabilidades de que vuelva en tareas posteriores. En cambio, encontrar un propósito y significado en las tareas puede ayudar a modular el aburrimiento sin efectos negativos. Organizar las tareas de manera estratégica, intercalando tareas aburridas y significativas, puede minimizar los efectos acumulativos del aburrimiento y aumentar la productividad.
Imagen: Javier Cañada