Las armas nucleares siguen siendo un elemento crucial en la geopolítica mundial. Desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, los países han desarrollado arsenales nucleares significativos. En este contexto, China ha incrementado su inversión en armamento nuclear, alcanzando las 500 ojivas nucleares en 2023, superando las expectativas iniciales del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El compromiso de China es no ser el primero en utilizar armas nucleares, un principio que reafirmó en un reciente documento del Ministerio de Asuntos Exteriores. Este país busca establecer un tratado que prohíba el uso inicial de armas nucleares, argumentando que una guerra nuclear no tiene ganadores, solo desastres para la humanidad.
China ha modernizado su arsenal, desplegando múltiples cabezas nucleares en misiles balísticos. A pesar de su crecimiento, Estados Unidos sigue liderando en gasto militar nuclear, destinando 51.000 millones de dólares anuales. La propuesta china busca un acuerdo de no uso inicial de armas nucleares, enfatizando la necesidad de un entorno seguro para el desarme.
Sin embargo, el tratado propuesto tiene un punto controvertido: permite a cualquier país retirarse si considera que sus intereses están en peligro. Esto genera dudas sobre la efectividad del acuerdo. A pesar de las críticas, China espera que los miembros del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares respondan positivamente a sus propuestas.
La situación se complica con la guerra en Ucrania y la tensión en Taiwán, donde Estados Unidos ha prometido apoyo militar. La dinámica entre China y Estados Unidos parece más un tira y afloja que un compromiso real hacia el desarme nuclear.
Imagen: Voice of America