Todo lo que necesitas saber sobre la anulación de testamentos
El testamento es un documento esencial para la gestión de una herencia. Permite a una persona expresar cómo desea que se reparta su patrimonio tras su fallecimiento. Existen varias formas de realizar un testamento, siendo la más común hacerlo ante notario. También se puede optar por un testamento cerrado, que no se abre hasta la muerte del titular, o un testamento ológrafo, escrito de puño y letra.
Las causas más frecuentes de anulación del testamento
Un testamento puede ser anulado por un juez si no se respetan ciertos aspectos legales. Una de las causas más comunes es la incapacidad del testador. Según el Código Civil, no pueden realizar un testamento los menores de 14 años ni las personas que no estén en su «cabal juicio». Esto incluye a quienes padecen demencia, alzhéimer u otras enfermedades cognitivas.
Para que un juez anule un testamento por incapacidad, debe haber informes médicos que acrediten la enfermedad. Este proceso se complica si se denuncia la nulidad tras el fallecimiento del testador, ya que no se pueden aportar nuevos informes.
Otra razón común para la anulación es la coacción. Un testamento debe hacerse de forma libre, sin manipulaciones ni amenazas. Probar la coacción puede ser complejo y requiere pruebas contundentes para que un juez declare la nulidad.
¿Qué pasa cuando se anula un testamento?
Cuando se anula un testamento, todas sus disposiciones pierden validez legal. Si existen otros testamentos anteriores, uno de ellos puede sustituir al anulado, facilitando la gestión. En ausencia de otros testamentos, la herencia se repartirá según el Código Civil. El orden de sucesión establece que primero van los descendientes, luego los ascendientes, el cónyuge y los parientes colaterales. Si no hay familiares o todos renuncian a la herencia, esta irá al Estado.
Imagen: Business Insider