California y la protección de la información neuronal: un paso hacia la neuroprivacidad

La ciencia ficción ha dejado de ser solo un concepto. Compañías como Neuralink han desarrollado interfaces humano-máquina que permiten controlar dispositivos con la mente. Sin embargo, esto plantea importantes preguntas sobre la protección de la información neuronal. ¿Qué datos pueden acceder las empresas y cómo se utilizarán?

El Estado de California ha tomado medidas al respecto con la implementación de la California Consumer Privacy Act (CCPA), que ahora incluye una enmienda que reconoce los neurodatos como información personal sensible. Esta ley, que entró en vigor el 1 de enero, se asemeja al RGPD europeo y establece que las empresas deben cumplir ciertos requisitos para manejar información personal.

La enmienda SB 1123, aprobada por el gobernador Gavin Newsom, define los neurodatos y les otorga las mismas protecciones que otros tipos de información personal sensible. Esto significa que los usuarios tienen derechos sobre sus datos neuronales, incluyendo la capacidad de limitarlos, eliminarlos o solicitar que no sean vendidos.

Además, la ley no solo afecta a empresas como Neuralink, sino también a aplicaciones que utilizan información biométrica para gestionar el estrés. La Neurorights Foundation está trabajando para promover leyes similares en otros estados, evidenciando la creciente preocupación por la neuroprivacidad.

A pesar de los avances, la definición de información neuronal ha generado controversia. TechNet, una organización que agrupa a grandes empresas tecnológicas, argumenta que la regulación podría ser demasiado amplia, abarcando casi cualquier tecnología que registre el comportamiento humano. Sin embargo, la ley establece que la información inferida de datos no neuronales no estará cubierta.

En conclusión, aunque los dispositivos neuronales aún están en desarrollo, la legislación en California marca un hito en la protección de datos personales. La neuroprivacidad es un tema que seguirá siendo relevante a medida que la tecnología avance.

Imagen: Anna Shvets

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