Las bayas fermentadas pueden provocar efectos adversos en aves, pero las uvas y grosellas son frutas saludables para los humanos. Estas frutas son populares entre los niños por su sabor dulce y colorido, similar a las gominolas. En la alimentación adulta, se utilizan en postres saludables, como bowls de yogur y batidos de frutas.
Las uvas y las grosellas, aunque similares, tienen diferencias nutricionales significativas. Las uvas aportan más calorías, con aproximadamente 69 calorías por cada 100 gramos, mientras que las grosellas contienen alrededor de 56 calorías. En cuanto a vitaminas, las grosellas destacan por su alto contenido en vitamina C, superando los 40 miligramos por cada 100 gramos, en comparación con los 10 miligramos de las uvas.
Ambas frutas son ricas en antioxidantes, pero de diferentes tipos. Las uvas, especialmente las oscuras, son una fuente importante de resveratrol, beneficioso para la salud cardiovascular. Por otro lado, las grosellas son ricas en antocianinas y flavonoides, que también ofrecen efectos positivos para el organismo.
Incorporar uvas y grosellas en la dieta diaria es beneficioso. Las uvas ayudan a mejorar la salud cardiovascular y fortalecen el sistema inmunológico gracias a su contenido de vitamina C y vitamina K. Además, son hidratantes y proporcionan energía rápida. Las grosellas, con su alto contenido en fibra, regulan el tránsito intestinal y mejoran la digestión, además de ser potentes antioxidantes que protegen las células del daño oxidativo.
El consumo regular de estas frutas puede mejorar la salud cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y favorecer una digestión saludable, además de proporcionar una fuente natural de energía.
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