Madrid y Barcelona han aumentado en los últimos cinco años los puntos de videovigilancia ciudadana, generando preocupación por el derecho a la intimidad. Madrid cuenta con 332 cámaras, principalmente en Lavapiés y la zona centro. Barcelona tiene 117 cámaras, siendo Ciutat Vella el distrito más videovigilado. Ambas ciudades han experimentado un aumento del 25% al 35% en el número de cámaras. La videovigilancia se considera una herramienta efectiva para las fuerzas de seguridad, pero se requiere aprobación previa de una comisión judicial. Madrid ha invertido 2,7 millones de euros en la instalación de cámaras, y se espera instalar más en el futuro. Barcelona recibió financiamiento de la Comisión Europea para su proyecto de videovigilancia. Las cámaras de videovigilancia se utilizan principalmente para la seguridad ciudadana y no para la persecución de infracciones de tráfico. Aunque la ley permite el uso de cámaras móviles, se requiere autorización y se debe informar periódicamente a la Comisión. El desarrollo de la inteligencia artificial será una tendencia en la videovigilancia, lo que facilitará la búsqueda de información en casos de delitos en la vía pública.
Imagen: tania sieira