La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) es una prueba crucial para todos los conductores en España, realizada cada uno o dos años según la antigüedad del vehículo. Este examen asegura que los coches puedan circular sin problemas, pero puede ser un quebradero de cabeza si se encuentran fallos.
Desde septiembre, una nueva norma se centra en las emisiones de los coches fabricados a partir de 2006. Las estaciones de ITV revisan los sistemas de control de emisiones, y los coches antiguos pronto tendrán un reglamento que podría impedirles pasar la ITV periódicamente.
Durante la inspección, se pueden acumular faltas leves o graves. Las faltas graves resultan en un fallo inmediato y la no obtención de la pegatina de la ITV. Las faltas leves, aunque no impiden pasar la inspección, deben ser tratadas posteriormente.
Uno de los errores más comunes es el mal funcionamiento del sistema de ventilación del parabrisas, considerado una falta leve. Los neumáticos también son cruciales; deben tener una profundidad mínima de 1,6 milímetros en su dibujo. La carrocería debe estar libre de óxido y corrosión, y las escobillas y el líquido limpiaparabrisas deben funcionar correctamente para evitar faltas graves.
No tener la ITV en regla puede resultar en sanciones y la inmovilización del vehículo hasta que se subsane la situación. Aunque en España no existe un sistema de puntos de penalización específico por no pasar la ITV, las multas pueden variar según las circunstancias.
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