La legislación española no establece una edad mínima para dejar a los niños solos en casa. Sin embargo, los expertos sugieren que la edad adecuada suele ser entre los 9 y los 10 años. Es importante considerar la madurez del niño, el entorno en el que vive y la cercanía de apoyo. Los padres deben enseñar gradualmente a los niños a quedarse solos, comenzando con períodos de tiempo cortos y asegurándose de que se sientan cómodos y capaces de tomar decisiones adecuadas. También es esencial que los padres establezcan normas de seguridad y proporcionen números de teléfono de emergencia. La comunicación regular con el niño también es fundamental para monitorear su bienestar.
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