Samsung está atravesando una etapa delicada en su negocio de semiconductores. La compañía surcoreana ha decidido reevaluar sus planes de expansión y ajustar su plantilla para enfrentar el futuro con garantías. Según Gartner, sus ingresos cayeron un 37,5% en 2023 en comparación con 2022. Además, se prevé una desaceleración global en la industria de los semiconductores para 2025, según DigiTimes Asia.
Como resultado, Samsung ha decidido retrasar la construcción de su segunda planta de fabricación de semiconductores en Taylor (EEUU) y en Pyeongtaek (Corea del Sur). Sin embargo, la compañía no planea cancelar estos proyectos, sino posponer la finalización de las obras y la compra de equipamiento a proveedores como ASML y Tokyo Electron.
La situación se complica aún más, ya que Samsung no ha conseguido clientes importantes para su nueva fábrica en Taylor. Esto ha llevado a la empresa a posponer la recepción de equipos de fabricación de circuitos integrados. La planta de Taylor es crucial para la estrategia a medio y largo plazo de Samsung, que busca competir con TSMC y atraer nuevos clientes.
El objetivo de Samsung es que la fábrica de Taylor inicie la producción de semiconductores a gran escala en 2026, aunque inicialmente se esperaba que estuviera lista en 2024. En contraste, TSMC continúa expandiéndose y ha aumentado su cuota de mercado, mientras que la participación de Samsung ha disminuido. Esto podría afectar la competitividad de Samsung en el sector de semiconductores.
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