Los poetas lo llamaban amor, seducción o tocar el alma de otra persona con solo una mirada; pero resulta ser un simple acoplamiento neuronal. Este proceso alinea la actividad cerebral de dos o más individuos durante su interacción. Se ha observado en diversas especies, como ratones, murciélagos y primates. Recientemente, investigadores chinos han demostrado que también ocurre entre humanos y perros.
En España, es más común tener una mascota que un niño, siendo seis veces más probable. Este acoplamiento puede sonar extraño, pero es un fenómeno habitual en los humanos, especialmente durante conversaciones o al escuchar historias. Aunque hay debate sobre su utilidad, se considera fundamental para comportamientos complejos y estructuras sociales avanzadas.
El hecho de que este proceso se produzca entre especies distintas es sorprendente. Los investigadores se preguntaron si los perros podrían tener mecanismos similares a los nuestros. Tras realizar encefalografías a perros y humanos en diferentes situaciones, descubrieron que no eran mecanismos parecidos, sino exactamente el mismo.
Las señales cerebrales se sincronizaban cuando los humanos y los perros se miraban o se acariciaban. Las áreas clave involucradas estaban relacionadas con la atención. Este efecto era más notable en parejas que se conocían desde hacía más de cinco días.
Además, se observó que el LSD, conocido por sus efectos prosociales, mejoraba el acoplamiento en los perros. Aunque este estudio es preliminar, abre nuevas puertas para entender lo que nos hace humanos y cómo nos conectamos con nuestros animales de compañía.
Imagen: Rebecca Campbell