Estados Unidos se ha convertido en un país donde los coches dominan las ciudades, dejando a los peatones en un segundo plano. Las aceras son frecuentemente interrumpidas por autovías y los espacios están diseñados para facilitar el uso del automóvil. Este fenómeno, conocido como ‘cochismo’, ha llevado a los estadounidenses a prepararse para la experiencia de conducir en Europa. Las autopistas, como la famosa Highway 401 en Ontario, son un claro ejemplo de esta cultura del automóvil.
La Highway 401, que se extiende por 828 kilómetros desde Windsor hasta Montreal, es la autopista más transitada de América del Norte. Con un promedio de medio millón de vehículos diarios en algunas secciones, su congestión es un problema constante. En Toronto, la autopista cuenta con 18 carriles, pero a pesar de las ampliaciones, los atascos persisten.
Ante esta situación, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha propuesto la construcción de un túnel subterráneo para aliviar el tráfico. Este proyecto ambicioso busca crear un túnel que conecte diversas vías principales, con la esperanza de reducir los atascos y fomentar el crecimiento económico. Sin embargo, la oposición ha criticado la viabilidad de este plan, comparándolo con otros proyectos fallidos en el pasado.
La idea de construir más carreteras ha sido cuestionada, ya que se ha demostrado que añadir más carriles no necesariamente soluciona el problema del tráfico. A pesar de las críticas, Ford se mantiene firme en su propuesta, argumentando que es necesario avanzar y encontrar soluciones innovadoras para el transporte en la provincia.
En resumen, la Highway 401 representa no solo la cultura del automóvil en América del Norte, sino también los desafíos que enfrentan las autoridades para gestionar el tráfico. La propuesta de un túnel subterráneo podría ser una solución, pero su éxito dependerá de la ejecución y la financiación adecuada.
Imagen: Clashmaker, AlbertaScrambler