Rusia busca desarrollar su industria de semiconductores en un contexto de confrontación con EE. UU. y sus aliados. La fabricación de circuitos integrados es crucial, ya que estos chips son esenciales para el armamento avanzado y los superordenadores necesarios en proyectos científicos. El Gobierno de Vladímir Putin, según CNews, planea estimular la demanda de superordenadores mediante subvenciones a empresas e investigadores que los necesiten.
Sin embargo, Rusia enfrenta desafíos significativos. John Kirby, Asesor de Comunicaciones de Seguridad Nacional de EE. UU., anunció nuevas prohibiciones y medidas de control de exportaciones hacia Rusia. Estas sanciones buscan limitar las vías de importación de semiconductores que el país ha estado utilizando. En 2023, Rusia importó más de 1.700 millones de dólares en chips, lo que ha motivado a EE. UU. a endurecer sus sanciones.
Las importaciones de circuitos integrados provienen principalmente de China, Turquía y Emiratos Árabes, y de compañías como Intel y AMD. Aunque será difícil detener completamente el tráfico de semiconductores hacia Rusia, las nuevas barreras probablemente limitarán la cantidad de chips avanzados que llegan al país.
El Gobierno ruso tiene la ambición de multiplicar por diez su infraestructura de superordenadores para 2030. Sin embargo, enfrenta un gran obstáculo: carece de los nodos litográficos necesarios para fabricar un procesador de 128 núcleos. A pesar de que Ruselectronics ha diseñado un microprocesador avanzado, sus fábricas solo operan con tecnología de 65 nm, insuficiente para este chip.
En este contexto, Rusia podría depender de empresas chinas como SMIC o Hua Hong Semiconductor para la fabricación de sus chips. La situación es compleja y el futuro de la industria de semiconductores en Rusia está lleno de incertidumbres.
Imagen: Xataka