El reciente ataque con misiles de Irán contra Israel ha intensificado la tensión en Oriente Próximo, poniendo a prueba la eficacia de la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antimisiles israelí. Este escudo, diseñado para interceptar proyectiles enemigos, ha demostrado ser efectivo, pero no infalible.
La Cúpula de Hierro, desplegada en 2011, se compone de radares, un mecanismo de cálculo de trayectoria y baterías de interceptores. Su objetivo es proteger áreas pobladas y estratégicas de Israel, interceptando misiles con un alcance de hasta 70 kilómetros. Sin embargo, su tasa de éxito, aunque elevada, no garantiza una defensa total.
Durante el ataque reciente, aunque muchos misiles fueron interceptados, algunos lograron impactar en territorio israelí, lo que ha llevado a cuestionar la efectividad del sistema. Expertos señalan que, a pesar de su alta tasa de intercepción, la Cúpula no ha disuadido a los enemigos de Israel de continuar sus ataques.
Además, la posibilidad de un ataque coordinado por parte de múltiples enemigos plantea serias dudas sobre la capacidad de la Cúpula para proteger al país. Con miles de misiles en manos de grupos como Hamás y Hezbolá, la presión sobre el sistema de defensa es considerable.
Por otro lado, el coste de operación de la Cúpula de Hierro es significativo, con cada interceptor Tamir costando alrededor de 50.000 dólares. A pesar de su eficacia, el sistema enfrenta desafíos tanto operativos como estratégicos, lo que plantea interrogantes sobre su futuro en un entorno de creciente hostilidad.
Imagen: Rafael y Wikipedia