Suiza e Italia están a punto de redibujar parte de su frontera alpina, específicamente bajo el monte Cervino. Este cambio no se debe a cuestiones geopolíticas o económicas, sino a la realidad del calentamiento global. Los Alpes han cambiado significativamente desde que se trazó la frontera, lo que ha llevado a replantear los límites entre ambas naciones.
La frontera fue originalmente definida tomando como referencia elementos naturales como glaciares y crestas. Sin embargo, el retroceso de los glaciares ha alterado estos puntos de referencia. Por ejemplo, un refugio de montaña cerca del pico Testa Grigia ha generado confusión sobre su pertenencia, ya que ahora dos tercios de su terreno se encuentran en suelo suizo.
Italia y Suiza son conscientes de este problema y, en mayo de 2023, acordaron un proyecto de convenio para rectificar la frontera. Este acuerdo es importante, ya que afecta a zonas con estaciones de esquí, como Zermatt. Aunque el Gobierno suizo ha dado el visto bueno, los detalles del acuerdo aún están pendientes de aprobación en Italia.
La noticia ha trascendido a nivel internacional, no solo por el cambio fronterizo, sino por lo que representa en el contexto del cambio climático. En 2023, los glaciares suizos perdieron el 4% de su volumen, lo que refleja una tendencia alarmante. La Red Suiza de Vigilancia de los Glaciares ha advertido que algunos glaciares están encogiendo a un ritmo tan rápido que será difícil salvarlos, incluso si se cumplen los objetivos del Acuerdo de París.
Este fenómeno no solo afecta a la geografía, sino también a la economía local, ya que la falta de nieve ha llevado a estaciones de esquí a reducir sus temporadas o cerrar permanentemente. La situación es un claro recordatorio de la huella del cambio climático en Europa.