En Estados Unidos, las demandas por accidentes automovilísticos son comunes y pueden resultar en indemnizaciones millonarias. Un reciente caso involucra a un propietario de un Mazda CX-50, quien reclama 5 millones de dólares a la marca japonesa. El argumento principal es que el sistema de arranque del vehículo es confuso, lo que llevó a un accidente en el que su hija se estampó contra un árbol.
El incidente ocurrió cuando la conductora, tras presionar el botón de encendido, recibió la indicación de «Presione el freno para arrancar el vehículo». Sin embargo, el coche no arrancó porque no se pisó el freno con suficiente fuerza, quedando en Modo Accesorio. Esto provocó que, al cambiar de P (Parking) a D (Drive), el coche comenzara a deslizarse cuesta abajo.
La demanda plantea dudas sobre la responsabilidad del conductor y la funcionalidad del vehículo. Según el concesionario, el coche no presentaba fallos, y el accidente se debió a que la conductora no comprendió que el motor no estaba encendido. Además, el freno de estacionamiento eléctrico no se activó automáticamente, lo que es una práctica común en los Mazda.
El propietario del vehículo, Joshua Meltzer, afirma que enseñó a su hija a manejar el coche, pero no se percató de que el motor no había arrancado antes de seleccionar la marcha. Este caso también pone de relieve las diferencias en la formación de conductores entre Estados Unidos y Europa, donde las pruebas para obtener el carnet son más rigurosas.
La intención de Meltzer es que la demanda se convierta en colectiva, sumando a otros propietarios de modelos Mazda fabricados desde 2017. Mazda ha declarado que se ha abierto una investigación y que la satisfacción del cliente es su prioridad.
Imagen: Motorpasión
