Un nuevo tratamiento molecular desarrollado en Hong Kong podría ser la clave para la adopción masiva de las células solares de perovskita. Estas células, que prometen un rendimiento superior al de las convencionales de silicio, han enfrentado problemas de inestabilidad y vida útil limitada. Sin embargo, un equipo de investigadores ha encontrado una solución efectiva.
El método consiste en alterar químicamente la superficie de las células de perovskita mediante la aplicación de aminosilanos, compuestos que mejoran tanto la eficiencia como la durabilidad del material. Este proceso, conocido como pasivación, ha demostrado reducir el déficit de voltaje y aumentar la estabilidad operativa a largo plazo.
Las pruebas realizadas en condiciones extremas han mostrado resultados impresionantes, con una eficiencia de conversión de energía del 20,1% después de más de 1.500 horas de uso. Este avance abre la puerta a un uso a gran escala de las células fotovoltaicas de perovskita, que son más delgadas y flexibles que las de silicio.
El gobierno japonés ha invertido más de 400 millones de dólares en la fabricación de estas células, creando un consorcio de 150 empresas para acelerar su introducción en el mercado. Con este nuevo tratamiento, las células de perovskita podrían transformar la forma en que aprovechamos la energía solar.