Venecia, famosa por su belleza y singularidad, ha decidido implementar nuevas restricciones para controlar el turismo masivo. A partir del 1 de agosto, se limitará el tamaño de los grupos de turistas a un máximo de 25 personas y se prohibirá el uso de altavoces por parte de los guías turísticos. Estas medidas buscan «mantener la santidad de Venecia» y proteger la paz de los residentes, haciendo que las calles sean más amigables para los peatones.
Las nuevas regulaciones se aplicarán en el centro de la ciudad y en las islas de Murano, Burano y Torcello. Las multas por incumplimiento oscilarán entre 25 y 500 euros. Estas restricciones se suman a la reciente implementación de un «impuesto turístico», que ha recaudado 2,6 millones de dólares desde su entrada en vigor, afectando a más de 485.000 turistas.
La UNESCO ha incluido a Venecia en su lista de destinos en peligro, destacando el daño ambiental causado por los barcos y el impacto del turismo en los edificios históricos. En 2023, la ciudad recibió alrededor de 20 millones de visitantes, una cifra que supera en 400 veces su población de menos de 50.000 habitantes. Esta masificación turística ha llevado a muchos residentes a abandonar la ciudad, lo que agrava la dependencia económica del turismo.
La situación de Venecia no es única; otras ciudades como Barcelona y destinos en Grecia también enfrentan problemas similares. La creciente preocupación por el turismo masivo ha llevado a un movimiento anti-turismo en varias partes del mundo, donde se busca equilibrar la economía local con la calidad de vida de los residentes.
Imagen: U.S. Army Southern